sábado, 6 de septiembre de 2008

Ninguna Parte


Se despertó, el sudor bañaba su piel.
Y a pesar de tener el edredón por encima, tenía frío.

Mucho frío.

Se levantó y tocó el radiador. Estaba ardiendo.
Pero un escalofrío le recorrió la espalda.

Intentó recordar el último instante que había cruzado su mente dormida.

Se acercó a la ventana y la abrió.

La brisa nocturna se cólo en la oscura habitación, contoneando las cortinas, inundando la estancia.

Al asomarse, el frío helador de la calle le golpeó en el rostro, como una bofetada.

Trepó y se subió al alfeizar de la ventana.

Una ráfaga de viento le empujó hacia atrás.

Agarrándose al marco de la ventana, se mantuvo en pie, inmóvil.

Cerró los ojos. A lo lejos, el canto de alguno de esos pajaros que solo cantan en la ausencia de luz.

Y silencio. Sólo silencio.

Ahora lo recordaba, tenía alas y volaba.

- If I could fly... - canturreó por lo bajo mientras echaba la cabeza hacia atrás inhalando el aire frío que le quemaba en los pulmones.

Siempre le habían dicho que querer es poder. Pero había querido y nunca había podido coger las riendas de su vida, retomar el camino tortuoso que le precedía, el camino a... ninguna parte.

La tierra de nunca jamás realmente debía existir. La tierra donde nada era real, donde nunca salía el sol, donde jamás brillaban las estrellas...

La tierra donde no había dolor, ni calor, ni color...

La tierra donde no había nada.

Pero para no romper ilusiones vanas de otras personas, siempre había preferido llamarla "ninguna parte".

No había heroes ni polvo de hadas para volar. Ni un mapa mágico que le llevara a ninguna parte.

Ya tenía sus alas. El único problema es que no sabía usarlas.

Dio un paso hacia delante, soltándo una de las manos que sujetaba a la ventana.

Se asomó cautelosamente y miró hacia abajo. Oscuridad. Nada.

No se veía nada. Era como quedarse ciego.

Había estado viviendo con la ceguera de compañera.

Adelantó el otro pie.

El camino estaba ahí, a sus pies. Tan fácil. Tan evidente, que no lo había visto.

No. No podía ser tan sencillo llegar. Debía ser una trampa, un maldito atajo que no llevaba a ninguna parte.

Y ese era el sitio al que necesitaba llegar. Ninguna parte.

Se paró justo al borde del alfeizar, mirando al frente.

Noche cerrada, cielo oscuro. Nada.

Extendió los brazos, respirando profundamente.

Tienes alas, ¿recuerdas?

Era cierto, tenía alas. Lo sabía.

- No puede ser tan complicado volar... - susurró.

Ya tenía el instrumento. Tenía alas.
Había encontrado el camino. Estaba a sus pies.
Y había encontrado el ingrediente necesario. Valor.

Cerró los ojos de nuevo.

Un paso más...

El aire empezó a moverse rapidamente, la oscuridad envolvió todo.

Un ruido sordo, dolor que desaparecía con parsimonia, miedo que le oprimía el pecho.

Y por fin, nada.

Ninguna Parte.

1 comentario:

Mysteries. dijo...

Cerró los ojos,
Para perderse,
Para volver a mostrarle el camino,
Abriendo los brazos,
Mientras le dice...
'No sé muy bien como llegué, pero aquí estoy, y prometo no irme'

Besos, Srta.